divendres, 16 de maig del 2014

Relato de un náufrago

Relato de un náufrago

-Y entonces... Como era esa historia que me contaste de un amigo tuyo?- Daniel con curiosidad.
- Espera que recuerde Dani, hace mucho ya de esa vieja historia, y de ese viejo amigo- Respondió Hugo con cara pensativa- A si, ya recuerdo...

Para Eric todo marchaba bien esa semana, le habían ascendido, su hija había vuelto después de 2 años fuera, estudiando en el extranjero, y no había nada que le pudiera hacer perder esa alegría, así que el, muy aficionado de los aviones, con el nuevo sueldo se pago un curso de vuelo en el nuevo avión Ar-647 de 2 pasajeros.

No llego mucho en llegar al hangar, y en hacer la parte tehorica, y muy pronto se puso en marcha con ese maravilloso avión. Para Eric no era la primera vez en pilotar un avión, pero si que era la primera vez que lo hizo solo. Eric tenia mucha seguridad en si mismo, sabia que el podía manejar ese artefacto y ademas, poder disfrutar de manejar-lo. Pero después de pocos minutos de estar en vuelo, el tiempo cambio, era algo que Eric nunca había visto y cuando quiso dar la vuelta, ya era tarde, tenia la tormenta justo encima, Eric acelero el aparato al maximo, pero no podia hacer nada, intento huir de la gran nube negra unos minutos hasta que uno de los rayos lo alcanzo, las luces del avion se apagaron, el motor dejo de rugir, Eric solo se podia preparar para recibir un gran golpe.

No sabemos aun el tiempo que permaneció inconsciente dentro del avión, pero cuando despertó, la tormenta ya había cesado, ahora se encontraba solo, ante la inmensidad del océano. Rápidamente se quito el cinturón, y salio al exterior del avión, vio que solo permanecía el cuerpo central y un ala del vehículo, pero que almenos, se mantenía a flote. Con las redes del avión, para evitar que el equipaje se moviera, consiguió pescar algo, pero no mas de un par de peces, que le duraron menos de un día. Lo peor eran las noches, cuando las temperaturas bajaban por debajo de los cero grados, no le quedaba algo que meterse en la cabina del conductor para poder resguardarse del frio, pero cuando el sol empezaba a aparecer, eso era inhabitable, cada mañana Eric se despertaba bañado en su propio sudor. Ya habían pasado varias semanas desde que tuvo el accidente, y todavía seguía ahí, aguantando, solo por el recuerdo de volver a ver a su hija, eso era lo que cada vez le hacia mas fuerte para poder aguantar semejante tortura.

Ya no sabia ni cuanto tiempo llevaba en aquel dichoso avión flotante, y no le quedaban fuerzas para seguir, definitivamente, nuestro amigo se había rendido, cogió la única pistola de bengalas que había en el avión, y se la llevo directa a la sien, cerro los ojos, pero los volvió a abrir, decidió contemplar el paisaje de la vida una ultima vez, pero para su sorpresa fue, cuando en la lejanía, consiguió observar unas sombras un tanto extrañas para estar en medio del océano, Eric había encontrado de nuevo el camino de vuelta a casa.


Víctor Peramos 


dimecres, 14 de maig del 2014

Cien años de soledad-Inti Rios (4C)

Cien años de soledad

No fue un día, ni una mes… fueron como cien años de soledad, desde

que ella, ¿Por qué ella? Se fue de mi lado. Aun no tenía mucho uso

de razón, pero esa poca capacidad que tenía era suficiente para

darme a entender que ella era una persona muy importante en mi

vida y supe que esto no iba a acabar bien, después de ese beso en la

mejilla, seguido con un te quiero o algo así, no lo recuerdo. Pero lo

que sí me marco, fue el vacío que dejo en mi. Solo la había visto un

día y ya le iba a echar de menos.

Y desde entonces… no puedo decir que haya cambiado mucho mi

vida después de 16 años, era como si al darme ese beso me robara

el alma, porque me faltaba algo, mis ganas lo sabían mis amigos lo

sabían, desde ese día nada pudo ser normal.

Sobre todo lo pase muy mal en la escuela. Al ver que todos los

niños iban con su padre y su madre, yo, solo con mi padre… no lo

recrimino, el intento hacer todo por mi, pero seamos sinceros, un

padre no puede darte el cariño de dos, de una madre. Supongo que

lo mas parecido a una madre fue esa señora, que la podría llamar así,

pero madre por un día como… que no.

En realidad, no sé cómo he sabido tomar buenas decisiones, no se

cómo he caminado firme o al menos casi. No he tenido quien me

dijera cómo se comportan las mujeres, como tratarlas. No he tuve un

hombro con el que sentirme seguro, con el que apoyarme. Se que mi

padre hizo todo lo posible, me dejo su hombro pero no es el de una

Sobre todo creo que extraño un beso en la frente que nunca tuve,

ese beso de cada noche que hace que te duermas tranquilo y que te

Fueron ya muchos años y aún no sé porque se fue, habrá tenido

cosas más importantes que hacer o a lo mejor nunca me quiso.

De todos modos no le tengo rencor, porque gracias a ella, gracias a

ese beso y esas palabras de cariño hicieron que los tantos días de

sin sentido y vacío se soportaran, porque nunca tuve la gasolina del

coche a “full”, porque nunca tuve una figura femenina guiándome en

mis días, pero me reconforta saber que al menos por un día ella se

Fueron como cien años de soledad desde que se fue.

dimecres, 16 d’abril del 2014

Acrostico: ''LIBRO''

Letras en abundancia
Inundan mi sabiduría
Buscan el conocimiento
Razones de dolor y sufrimiento
Odiando todo sentimiento





Víctor Peramos Suarez 4oC

dijous, 3 d’abril del 2014

Cuento de la imagen Inti Rios 4ºC (Letras en abundancia)

LOS ULTIMOS MOMENTOS

 Y ahí estaba yo, echado en un campo de cereales, con la vista hacia el cielo,

pensando en lo sucedido, intentando averiguar que caray fue lo que hice mal.

¿Por qué? Porque me había dejado, si no había hecho nada, al menos que yo

recuerde. Lo único que me quedaba de ella eran los recuerdos y el álbum mío con

momentos revelados atrapados en fotos y algunas palabras antes de que vea su perfil

de espaldas alejándose con rabia de mi lado.

Y ahí seguía, con el corazón hecho añicos y preguntándome ¿Por qué? Porque me

tuve que enamorar de ella, pudiendo estar solo… dos años tirado a la borda, sin

motivo. Dos años dando todo lo que podía dar de mi: mi cariño, mis días, todas mis

ganas, intentando que a cada rato que estuviera con ella sea especial, perfecto. Y todo

eso acabo con un simple “ lo volviste hacer… adiós! Pero lo volviste a hacer, que ¡

Y seguía comiéndome el coco , recordando todos los bellos mementos a su lado, las

fechas especiales, el primer día, nuestra primera vez… ¿Por qué? Porque tuvo que

acabar, era todo perfecto… es que no hay explicación, yo la quería, la sigo queriendo

y yo sabía que ella también y lo seguiría haciendo, porque lo nuestro era tan fuerte

que no puede acabar así, en un simple adiós.

Lo volviste a hacer… era todo el rato esa horrible frase, que fue la sentencia de mi

destino. Solo me quedaba recomponer los hechos y estábamos en Febrero, ella

estaba muy ilusionada con este mes, la verdad no me acordaba porque, seguramente

me lo dijo pero como yo me la paso en el ordenador todo el rato.

Recuerdo que a principios de mes estaba dando me el sermón de que iba a llegar

nuestro día… pero, ¿día de qué?

Todo se hacía más confuso a medida que intentaba saber porque me dejo, el porqué

de ese adiós dañino.

!Y entonces recapacité¡ Ahora todo calzaba, estábamos en catorce de Febrero , era

San Valentín. No me lo podía creer y yo echándole la culpa a ella, por haberme dejado

así cuando fui yo el que no le tomo atención. Pero sabía dónde estaría, así que cogí

mi álbum, fui a por unas rosas y la fui a buscar.

Ella me perdono y le dije que esto no volverá a pasar.

 Inti Ríos

 4.C

Dossier Inti Rios 4C Segundo trimestre (Letras en abundancia)

Enlace al dossier

dijous, 30 de gener del 2014

Cuento Castellano (Lo correcto) Víctor Peramos Suarez 4ºC

Lo correcto

Cuento castellano (Los últimos momentos) Inti Rios

Cuento de castellano (Saliendo del abismo) Michael Douglas Leon Ayala

Capítulo 2: Saliendo del abismo

Sentía como mi piel se desgarraba, mientras caía y sentía como mi alma se partía. Mientras los 

demonios comían mis vísceras y se separaba la carne de mis huesos. No sentía dolor alguno, pero 

ellos disfrutaban. Me desperté, había sido un sueño extraño, complicado, creo que mi subconsciente 

estaba más enfermo de lo que creía. En un campo de trigo me desperté, tenía un extraño sentimiento 

de remordimiento. Levante la vista y en el horizonte divise una silueta, parecía un insecto enorme, se 

acercaba a mí y cada vez parecía más grande. Llego lo suficientemente cerca para poder diferenciar sus 

rasgos, era una mariposa, tenía unas alas azul zafiro, grandes como el brazo de un adulto, el insecto 

llevaba un gran libro en sus patas abierto. Para intentar calmarme intente pensé que esto también era 

un sueño, lo único que recordaba antes de haberme despertado es cenar en un restaurante y pagar la 

cuenta, después de eso todo se ponía en blanco. El insecto se postro delante de mi para dejarme leer el 

libro que sostenia, el texto del libro consistía en un puñado de palabras inconexas, sin sentido alguno.

Michael Leon

Cuento castellano (Aprendiendo a soñar) Freddy Salinas


Capítulo 1: Aprendiendo a soñar 

Domingo 15 de diciembre, 03:30 a.m.

Miles de aves vuelan a mi alrededor mientras estoy siendo alabado por un millón de peces,

64 dedos tengo en mi mano derecha, todo se nubla y voy cayendo a la nada. De repente veo

un mundo carmesí con un rio de lava que lleva a hacia la boca de un perro enorme, miles de

cuerpos van flotando hacia la boca del perro gigante, de pronto caigo al suelo, es seco y muy

caliente pero tan duro como la roca, un cerdo en dos patas toma a personas de la cabeza y

les arranca los ojos, el me observa y me dice que los zapatos de la bruja solo estarán listos

cuando el herrero logre crear un alfiler con la carne de su hijo, sigo caminando y veo un perro

amarillo caminando y grita el nombre de un niño que empieza con ‘F’, de mi manos salen

bocas que me susurran y me dicen que no revele el secreto, luego se ríen y gritan sin parar la

palabra ‘secreto’. Volteo a mi izquierda y veo lo que parece ser una escuela, entro en ella y

miro a una oruga fumando y me pregunta quién soy, yo. Le digo mi nombre y me dice que la

respuesta es incorrecta, dice que me siente y que ponga atención a la clase, yo me siento en

un pupitre lleno de cangrejo y escucho la clase, todo empieza desvanecerse mientras la oruga

dice: el pequeño cocodrilo para aprender sus cantares usa las aguas del nilo con sus notas

musicales con hipócrita modestia, sus garras pone a indicar a los tiernos pececillos por donde

deben entrar.

Freddy Salinas