Capítulo 1: Aprendiendo a soñar
Domingo 15 de diciembre, 03:30 a.m.
Miles de aves vuelan a mi alrededor mientras estoy siendo alabado por un millón de peces,
64 dedos tengo en mi mano derecha, todo se nubla y voy cayendo a la nada. De repente veo
un mundo carmesí con un rio de lava que lleva a hacia la boca de un perro enorme, miles de
cuerpos van flotando hacia la boca del perro gigante, de pronto caigo al suelo, es seco y muy
caliente pero tan duro como la roca, un cerdo en dos patas toma a personas de la cabeza y
les arranca los ojos, el me observa y me dice que los zapatos de la bruja solo estarán listos
cuando el herrero logre crear un alfiler con la carne de su hijo, sigo caminando y veo un perro
amarillo caminando y grita el nombre de un niño que empieza con ‘F’, de mi manos salen
bocas que me susurran y me dicen que no revele el secreto, luego se ríen y gritan sin parar la
palabra ‘secreto’. Volteo a mi izquierda y veo lo que parece ser una escuela, entro en ella y
miro a una oruga fumando y me pregunta quién soy, yo. Le digo mi nombre y me dice que la
respuesta es incorrecta, dice que me siente y que ponga atención a la clase, yo me siento en
un pupitre lleno de cangrejo y escucho la clase, todo empieza desvanecerse mientras la oruga
dice: el pequeño cocodrilo para aprender sus cantares usa las aguas del nilo con sus notas
musicales con hipócrita modestia, sus garras pone a indicar a los tiernos pececillos por donde
deben entrar.
Freddy Salinas
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